Voy saliendo a la mar
en busca de una estrella
que me guíe a una tierra
que no me haga llorar.
Voy buscando un lugar
que mi alma de nuevo encienda
que la felicidad me ofrezca
en vez de lágrimas de sal.
No quiero tierra que llore
bajo el fuego de la guerra
ni más vidas que se pierdan
ni dolor en los mayores
ni recuerdos ni dolores
ante un álbum que se cierra
ante un cuerpo que se entierra
y el caer de las flores
No quiero tierra que esté
impotente y agotada
ante la mujer maltratada
como hizo en un ayer.
No quiero yo que esté
de pies y manos atada
por cuerdas atrapadas
su belleza y su querer
No quiero tierra que sufra
en interminables ocasiones
las abominaciones
de los hombre que la ocupan.
No quiero hombre que escupan
por razones de colores,
sentimientos o emociones,
nación, sexo o fortuna.
No quiero venta de armas
de los países potentes
a otros emergentes
cuyos niños guerra maman.
No quiero ver sus caras
por el hambre inertes,
y sus cuerpos de repente
desplomarse en tierra ajada.
No quiero ver los montes
arrasados por las llamas
creadas por mano humana,
como los demás horrores
que son las únicas creaciones
de la “especie evolucionada”
que no es capaz de hacer nada
si no sirve a sus intenciones.
No quiero ver este mundo.
Ni que mis hijos lo vean,
ni que cómplices sean
de su triste infortunio.
Y por eso…
Voy saliendo a la mar
en busca de una estrella
que me guíe a una tierra
que no me haga llorar.
Voy buscando un lugar
que mi alma de nuevo encienda
que la felicidad me ofrezca
en vez de lágrimas de sal.
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