Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

lunes, 18 de junio de 2012

Diario de un psicópata

34  de Junagosto de 26292 antes o después de Cristo (eso lo dejo a tu elección)

Querido diario:

Comienzo pidiendo perdón a las hadas que viven debajo de las teclas de mi ordenador y sufren mis constantes agresiones, como si no tuvieran suficiente con vivir rodeadas de pelusas y demás mierda indescriptible. Para ellas va todo mi apoyo y solidaridad, aunque siendo sincero me da exactamente igual como se sientan las meretrices esas, siempre dando por culo con las varitas y tratando de interferir en las vidas de los demás, Dios como las odio. Dicho eso me dispongo a dar el parte del día, ahora mismo en compañía del duende gruñón y del dragón que escupe oro cuando le rasco las orejas.

A primera hora de esta mañana mi "fiel" compañero Charmander me vio destapado y con "buenas intenciones" fue a echarme una sábana por encima. Entrecomillo lo de las buenas intenciones porque el muy cabrón me metió en una funda de cadáveres (que ya estaba ocupada, por cierto) y después me enterró bajo una montaña de edredones nórdicos. No contento con eso y viendo con sus gafas de rayos X que estaba poniendo caras raras entendió que seguía teniendo frío así que me "bautizó" con varias llamaradas que nos dejaron al fiambre y a mí hechos cenizas (de hecho la familia del fiambre estará eternamente agradecida). Presa de la furia y cual ave fénix resurgí de mis cenizas y propiné una señora paliza de artesanía a semejante hijo de la grandísima. No exagero si digo que de no ser por la tele la antena y el bolsito pasó de ser Charmander a ser Tintiwinki (o cómo cojones se escriba), en cualquier caso pasó a ser un individuo morado que escupía fuego y lloraba leche de burra ovetense, no entro en más detalles porque... ah sí, porque escribo yo y no me sale de donde me tiene que salir.

Guiado por el sabio consejo del vagabundo borracho y con la ayuda del niño muerto me dispuse a curar los moratones de charmander escupiéndole piedras recién extraídas de riñones humanos, extraídas por cirugía abierta sin anestesia, obviamente. Las piedras hicieron efecto y Charmander ya no tenía moratones, sino que ya era una masa amorfa llena por completo de cortes y teñida de un rojo sangre brillante ciertamente atractivo. El señor Drácula no pudo resistir la tentación y se dió un buen festín. Los protagonistas de una película de seudovampirosmoñas destinada a un público tirabragas y potencialmente hormonado reclamaron su parte del pastel pero el siniestro conde respondió con amenazas provocando la huida despavorida de estos individuos/as.

Todas mis alucinaciones permanecían atentas al lamentable espectáculo que se había formado, todas salvo el duende gruñón antes mencionado. Es necesario puntualizar que todo mi éxito o fracaso en las matemáticas se lo debo a él, yo me quedé en las divisiones con decimales y desde entonces sólo soy un "mandao" del duende, si me permiten la expresión (y si no me la permiten se joden). Pues a lo que íbamos, el duende permanecía en su mundo de fantasía autista psicotrópica potenciada por el abuso de LSD y de tabaco tradicional irlandés elaborado por Vikingos tuertos, cuando de repente sumido en sus pensamientos demostró que P=NP. (Ni puta idea de lo que significa, como os he dicho, me quedé en las sumas con dos cifras, si, he dicho eso pedazo de tiquismiquis, vuelve para atrás lo compruebas y si tienes lo que hay que tener me dices que estoy equivocado) . Así que se apresuró a advertirme emocionado, deduje que debía ser importante por lo que me decidí a pasar todo a limpio mientras controlaba mis tics suicidas y anuncié a la comunidad científica internacional  mi descubrimiento, el cual dieron por válido de inmediato, lo que me supuso la concesión de la medalla Fields y el millón de euros que otorga el Instituto Clays.

Después de esto recibí la visita de unos individuos extraños que me reclamaron la propiedad intelectual de mis documentos, a lo cual accedí encantado. Ellos, aterrorizados por mi nula resistencia decidieron asesinarme, por si acaso. A pesar de lo que pudiera pensarse, no es esta una carta de venganza desde el más allá, sino de agradecimiento, sólo quiero que mis queridos miembros de la conspiración Judeomasónica puedan disfrutar de toda clase de lujos y de señoritas dispuestas a satisfacerles sexualmente en todo lo que pidan, por todo ello se despide atentamente no sin antes saludarles efusivamente:

Un pringao.


lunes, 11 de junio de 2012

Desvaríos de un estudiante


Hoy ando metido en esta especie de habitación paralela al continuo espacio-tiempo en la que hace tiempo que vivo. Más continuamente desde que la US decidió ponerse en huelga y acabar con las clases, tal vez el único método de contacto que mantenía con la realidad mientras los apuntes hacían todo lo que podían por absorberme y volverme tan loco como los pacientes que estaba estudiando.

Ahora que eso tampoco lo tengo, vivo en una especie de vida anestesiada en la cual las horas trascurren entre vueltas y vueltas y vueltas alrededor de las mismas páginas (que me deben de conocer muy bien pero yo no soy capaz aún de aprendérmelas del todo, las muy jodidas siguen intentando ganar la batalla) y los días sé que pasan porque cada tres comidas vuelve a llegar una dulce que supongo que será el desayuno, y porque en el Marca van cambiando el número de días que faltan hasta el próximo partido de España. Y no, no es broma, me aprendí que mi primer examen es tres días después del primer partido y un día antes del segundo, y gracias a Marca voy viendo el tiempo que me queda de agonía.

Por otro lado, esta especie de anestesia en la que vivo no impide que los nervios, estallidos incomprensibles de ira contra las hojas amontonadas y algún mosquito que osa adentrarse en mi territorio y sensación de cansancio impotente vengan a mí cada vez más intensos. Es decir, vivo en un mundo aparte pero con las mismas jodidas emociones que en el mundo real. Sólo que sin sol, salvo cuando enciendo el Skype.

Y a parte están esos pequeños vicios que me hacen perder tanto tiempo…el comer, el responder a mis necesidades puramente fisiológicas (cada uno que entienda lo que quiera) y dormir, y encima es que cuando intentas sobreponerte a ellas y tomarte un buen (marca de bebida energética con alto contenido cafeínico) siempre hay alguien que te dice: “Sabes que eso es malo, ¿verdad?” y tú piensas “sí, tengo cierta capacidad mental y además ya me lo has dicho”… la cosa cambia cuando empiezan las palpitaciones y ataques de ansiedad claro, y empiezas a buscar métodos alternativos para quedarte despierto…

Por eso el tema vuelve a ser que sigo aquí encerrado mientras empiezo a dudar de mi salud mental (a pesar de que el Wall-e de mi pared últimamente me dice que estoy bien de la cabeza, empiezo a pensar que tiene algo en mi contra por cómo me mira) y me temo que durante los próximos días no tendré más remedio que ir sumiéndome más y más en esa especie de submundo que forma mi habitación con el resto de la realidad, que sólo se interesa por mí para saber de los temas de bioética salvo por contadas excepciones, antes de poder volver a salir a la luz del día.

Y cuando eso llegue, me volveré a sumir en un mundo de gente viva, real y de carne y hueso (creo que sí, al menos) a no ser que el apocalipsis zombie ya haya sido una realidad. Y tras acostumbrar mis ojos a luz del sol (el de fuera, no el del Skype), sentiré que ya soy un 25% más libre, aunque intentaré no volver a aparecer por este lugar lúgubre y oscuro que otrora fue una habitación y que ahora es un caos de folios, latas en la papelera (el baloncesto vale para despejarse) y muchas cosas que me recuerdan todo lo que no estoy pudiendo hacer, y que en cuanto sea libre dejarán de estar visibles para placer de mi aburrimiento.

viernes, 8 de junio de 2012

Dar ejemplo


Hoy vivimos en un país en el que los partidos políticos que tienen el poder (sea cual sea su color, y mande en el gobierno, las comunidades o los ayuntamientos) compensa los millones que nos han dejado de deuda mediante la tijera y la sangría. En el que el Rey se va de safari y, según dicen las malas lenguas, de queridas mientras parte de la población tiene que hacer malabares para poder pagar la luz, el agua y la comida, que cada vez cuestan más.

En este país, el partido de la oposición se dedica a oponerse a todo lo que opine el gobierno, sin importarle siquiera si lo que va a decir es lógico o un saco de estupideces que arrojan como el que da de comer a los cerdos.

En este país, los bancos, nuestros representantes económicos, nos roban nuestro esfuerzo a base de intereses por los préstamos que no queríamos pedir pero que nos obligaron a solicitar después de inflar el precio de las casas. Mientras, cobran también de nuestros impuestos rescates multimillonarios, mientras sus directivos tienen sueldos de reyes.

Un país en el que los representantes de nuestra justicia roban, malversan y son condenados por todo tipo de delitos, junto a sus amigos políticos y banqueros. Y en el que los medios de comunicación están comprados y manipulados hasta el punto de que Italia parece el sumun de la libertad de expresión.

Vivimos en un país en el que esos son los que nos representan. Nos representan a nosotros, que somos el primer país en donaciones de órganos y que contamos con un sistema de donación de sangre puntero en el mundo.

Nos representan a nosotros, uno de los principales pilares de la Cruz Roja, de Cáritas y de miles de ONG y organizaciones de voluntariado. A nosotros, que en cada escuela tenemos planes de voluntariado, que en cada ciudad tenemos asociaciones para ayudar a niños autistas y con miles de problemas.

Nos representan a nosotros, los que limpiamos el Prestige en la “Costa da Morte” y el chapapote que liberaban los barcos en Algeciras mientras la Junta lo escondía del conocimiento público. Que nos volcamos en Lora con el terremoto y fuimos a Sumatra cuando el Tsunami.  

Nos representan a nosotros, que tenemos muchos de los autores inmortales de literatura y poesía, ellos que llegan a ministros sin tener estudios. Ellos que permiten que individuos como Dan Brown (si puedo, será la última vez que manche una entrada con su nombre) presente a nuestras ciudades como tercermundistas, decadentes y pobres, nos representan a nosotros, que participamos en estudios contra el cáncer, el VIH o el Alzheimer.

Lo único en lo que saben representarnos es en el palco de un estadio de fútbol, y aún allí dan la nota. No, donde saben representarnos es en los banquillos de acusados, las revistas de cotilleos y en la boca de todos los malhablados de Europa.

Qué pena que nuestros representantes no se parezcan un poco más a las personas a las que representan.