Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

domingo, 21 de agosto de 2011

Cuando la sociedad no funciona

El miércoles, 100 organizaciones convocaron a 2000 personas para manifestarse, alegando que España no quiere la visita del Papa. Durante la manifestación, insultaron y agredieron a un grupo de la JMJ, dando lugar a un enfrentamiento con la policía. Este grupo de peregrinos eran parte de los 2 millones de personas que abarrotan Madrid para aclamar al Papa. De ellos, 1 millón son españoles, es decir, 500 veces más españoles aclaman al Papa que los que no quieren verlo. Se calcula que los gastos de la visita son de unos 50 millones de euros en el global de los cuatro días. Los ingresos, de en torno a los 40 millones diarios (160 desde el jueves hasta hoy domingo). Por cierto, la limpieza de Sol después de la acampada superó los 6 millones, y los ingresos de los negocios no sólo no aumentaron si no que disminuyeron sobre el 70%.
 
Otra cosa que no cuadra está relacionada con la economía. España está en crisis. Se les baja el sueldo a los funcionarios, se suben los impuestos de la luz, el agua y la gasolina, casi mensualmente (la gasolina incluso a diario). Los bancos están destrozando a la gente que no puede pagar los préstamos, quitándoles los pisos a ellos y a toda su familia. El des-gobierno que tenemos niega la posibilidad de reformar la ley a ponerla como la francesa (si no puedes pagar la casa, te la quitan y te dejan en paz, no te embargan el sueldo ni le quitan el piso a tus padres), tal vez porque los partidos políticos deben millones por las campañas a los bancos. Tampoco consiente en bajarse los sueldos, ni en quitarse las pensiones multimillonarias. Lo que sí consienten es que el Barcelona, que debe 1000 millones de euros, la mayoría a Hacienda (es decir a todos nosotros), fiche a Fábregas gastándose otros 39 millones más.
 
Mientras, en la salud, miles de personas mueren cada año por enfermedades que no se curan porque no se dedica sufiente dinero a investigarlas y tratarlas. El SIDA o la esclerosis, entre otras muchas. El dinero se dedica en su lugar a desenterrar cadáveres o cerrar cementerios con la ley de la memoria histórica.
 
Cada año, cientos de personas pasan meses estudiando para poder acceder a unas oposiciones y tener un trabajo. La Junta de Andalucía se dedica al mismo tiempo a enchufar a todo el que le interesa, sin tener que superar las pruebas de los demás. Como cuando los caciques controlaban las instituciones y los pueblos.
 
Aquí hay algo que no funciona. Los que se manifiestan de forma pacífica insultan a los demás. Los que juraron protegernos y buscar nuestro bien nos roban y hunden en la miseria (desde el Rey hasta Rajoy pasando por Zapatero). Y en los partidos de fútbol cada vez hay menos fútbol y más juego sucio, los que no pegan las patadas insultan fuera del campo o se pelean.
 
 Ahora que lo pienso supongo que los que no funcionamos somos nosotros, que encima lo permitimos...

miércoles, 17 de agosto de 2011

Remember

A veces la vida nos pone a prueba. Con más o menos frecuencia, con buena o mala leche. O con malísima leche. Puede llegarnos con un examen, una prueba, un momento. Una decisión que tenemos que tomar, una pregunta que tenemos que hacer. O no hacer.
Otras veces no podemos optar, o eso nos parece. Con más frecuencia de la justa, nos tenemos que despedir de alguien a quien queremos.
Cuando esto sucede queremos llorar. Gritar. Desaparecer del mundo, porque creemos que así nos va a ser más fácil superar la pérdida. Y eso es, paradójicamente, lo que más nos hunde.
Hay quien dice que cuando una persona está en nuestro corazón o en nuestra memoria se mantiene viva, al menos viva para nosotros. Puede parecernos que es poco, pero le debemos a esa persona o personas el seguir adelante.
No hay que olvidarlas, sino recordar los buenos momentos, esos que tenemos guardados en lo más profundo. Los mismos que al principio nos hacen llorar, porque esos son los mejores momentos que hemos compartido. Porque esos momentos también forman parte de nuestra vida, y por tanto también las personas con las que lo hemos vividos.
Porque mientras nosotros sigamos vivos ellos también lo estarán, formando parte de nosotros. Ya volveremos a vernos más adelante, y cuando llegue el momento, si lo hemos hecho bien aquí, volverán a abrazarnos. Y mientras, descansad en paz.