Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

lunes, 31 de marzo de 2014

Ninguneados a la boloñesa


El año pasado fui uno de los tantos alumnos que abandonaron la universidad para adentrarse en el mundo laboral. Esto quiere decir, básicamente, que formo parte de esa promoción que algunos llaman "la promoción del mañana" mientras que otros nos tratan como los "idiotas del hoy". Y es que cada vez nos es más difícil no sentir que muchos nos ven tan sólo como un grupo del que aprovecharse mientras aspiramos a ser los mejores profesionales posibles dentro de nuestros campos.
Así es como nos sentimos. Ninguneados. Ninguneados a la boloñesa. Y es, que además de la mortadela y la salsa para macarrones, la ciudad italiana también tiene el dudoso honor de dar nombre a una de las mayores reformas de la educación universitaria que se han visto nunca. Nos la impusieron, con los objetivos y las excusas de que el cambio iba a significar una mejor preparación, una formación de calidad y la equidad con la enseñanza europea. Y, por supuesto, nos la metieron doblada una vez más. O al menos, eso parece que nos quiere decir ahora el Ministerio. Sí, el Ministerio.
 Según los políticos que acordaron, implantaron y vendieron la moto del plan Bolonia, dicho plan no vale para nada. Esa es la única explicación que se le puede dar al hecho de que ahora, de nuevo de forma casi dictatorial, hayan decidido que da igual si  eres diplomado o graduado en enfermería, ya que al parecer con sólo pedirlo van a equiparar un título con otro, o eso dicen los interesados. ¿Qué los alumnos de grado hemos tenido un año más de estudios universitarios? ¿Qué eso ha supuesto que hayamos tenido que gastarnos más de 700 euros de diferencia con los diplomados para completar nuestra formación? ¿Qué hemos tenido que acreditar además un nivel de idiomas, lo que ha supuesto más gasto y ha hecho que haya aún compañeros que todavía no tienen el título? Pues todo eso parece que va a caer en saco roto, que va a dar igual y que una vez más no vamos a poder hacer nada porque no quieren prestarnos atención.
Estamos intentando levantar nuestra voz, pero es complicado hacerte oír cuando hasta el sindicato y el colegio que te tienen que apoyar te ignoran, cuando te responden con correos vacíos a tus preguntas (en caso de que te respondan) y juegan a dos o más bandas. Pero es que hemos entrado en un mundo de intereses en el que nadie ayuda si no se gana algo a cambio, y cuando a los que deben defenderte les beneficia que te quedes sólo acabas desamparado.
Lo más curioso es que, salvo los diplomados que ahora pretenden conseguir el graduado por la cara, me da la impresión de que nadie más gana con todo esto. Y es que, básicamente, nos están diciendo que la formación que nos ha dado la Universidad ha sido inútil, ya que se puede deducir que en un año entero no han sido capaces de enseñarnos nada útil ni que marque la diferencia. Al fin y al cabo, están diciendo que da igual tres que cuatro años.
Y yo me pregunto, ¿cómo pretenden que nadie valore la sanidad y la educación actual si vienen  a decirnos que da igual que los sanitarios se formen un año más o menos que van a saber lo mismo? Y cuando digo sanitarios, puedo hablar de cualquier otra carrera.
Y es que no da lo mismo. Pero claro, hay muchos intereses en juego y los que pagamos al final siempre somos los mismos, que al parecer piensan que es lo único que hemos aprendido durante la carrera. A pagar y tragar mierda. Pero no es lo mismo, no es lo mismo tres años que cuatro. No es lo mismo tener b1 que no tenerlo. No es lo mismo DUE que GUE.

viernes, 21 de marzo de 2014

Post derbi

 
Sabéis que no soy demasiado dado a este tipo de entradas, sí suelo hacer entradas personales, e incluso hablo de cosas que siento y pienso, pero en el tema de fútbol suelo quedarme callado salvo para hablar mal de todos por igual, de la vergüenza que da lo que cobran y ese tipo de cosas.
 
También sabéis que soy del Betis. Un equipo al que apoyo de toda la vida, pero al que intento defender con cabeza, evitando actuar como actúan los que se autodenominan ultras, aficionados que hacen más daño que otra cosa a sus equipos. Y soy uno de los tantos que han disfrutado con los 120 minutos de hoy, que se ha emocionado en los penaltis y que ha lamentado el resultado de los penaltis.
 
Lo he sentido porque soy del Betis. Pero también me he alegrado. Me he alegrado porque ha pasado un equipo español, andaluz y sevillano. Me he alegrado porque el equipo del que siempre he sido ha luchado, peleado y le ha echado más valor del que le he visto echar en toda la temporada. Me he alegrado porque ha sido, ante todo, un derbi vibrante, increíble, de los que no se han visto en toda la historia del fútbol en la ciudad de Sevilla. Un encuentro entre dos equipos, dos que durante los 210 minutos han luchado y han hecho que sus aficiones sintiesen orgullo e ilusión. Que callasen, lamentasen y volviesen a cantar. Porque en ambos partidos, he visto como la cámara de la televisión vibraba de los gritos y cánticos de las dos aficiones.
 
Pero, sobre todo, me he alegrado por mis amigos sevillistas. Porque vale que os habéis metido en la Europa League de rebote del rebote, por sanciones de dos equipos que hicieron más en su momento, pero desde luego que estáis sabiendo lucharlo. Me alegro por mi novia, sevillista la pobre, y por todos esos que el único fallo que han tenido es ser del equipo equivocado (¡sin enfados que es broma!).
 
Enhorabuena a los que lo han conseguido, por conseguirlo. Enhorabuena a los que no lo han logrado, por ponerlo tan difícil y por tener las fuerzas y los que dijimos de tirar los penaltis, de hacer que los de "os va a caer la manita" hayan sufrido hasta el último momento. Y a los ultras (Biris y Supportes) que os den, que habéis sido lo peor de todo el espectáculo, como de costumbre.