Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

domingo, 30 de octubre de 2011

29/10/2011

Los momentos que uno pasa con las personas que quiere son los que hacen que todo valga la pena. Que se olviden las cosas malas y se recuerde que hay cosas buenas, y que son muchas. Hoy he vivido uno de esos días en los que uno no piensa a menudo porque no se los espera, uno de esos días semi-perfectos (consideraría demasiado egocéntrico decir perfecto) que le da un gusto diferente a la vida, un gusto que te atrae y te engancha.
Hoy he comido con aquellos que me hacen reír y me apoyan. Hemos hablado de mil cosas, de los temas más distintos y con puntos de vista diferentes. He abrazado, he repartido besos y me he sacado fotos con todos o casi todos de esos seres tan geniales que me facilitan la vida, y mucho, al hacerla más comprensible y menos árida.
Los que me han visto grabar vídeos y dar discursos, los que me han oído lamentarme y contar mis batallitas y que no les ha importado, al menos han hecho como que me escuchaban las pocas veces que no hayan prestado verdadera atención.
Futbolistas, enfermeros, cantantes y guitarristas, astronautas, luchadores, malabaristas del hielo, fotógrafos, biólogos, escaladores, policías y bomberos, raperos, médicos, escritores, jugadores de la NBA, presentadores de TV... Son sólo algunas de las cosas que he sido en estos años, casi veinte, gracias a que todos ellos han estado a mi lado, y lo siguen estando. Parte de mis sueños y de mi presente, esa base sobre la que he construído buena parte de mi vida y mis valores.
Los que han hecho posibles este blog y su twitter, y los que me animan a seguir escribiendo. Los que me ayudan a decorarlo, y los que lo leen haciendo que siga sintiendo ilusión. La gente que me importa y que se preocupa por mi, los que no dudan en apuntarse a una quedada antes de saber si puede que llueva ni el plan que hay. Los que son capaces de sacar días de donde no hay para quedar y buscar un regalo desde el cariño, o los que sacan el ingenio para hacerlo ellos mismos. Los que saben que no pasaría nada si no existiesen los regalos porque les basta con ser naturales (ellos mismos) para que uno disfrute.
Hoy han conseguido que pase uno de los mejores días de mi vida. Un día más. Otra vez, como tantas otras veces en el pasado, han estado para pasar un rato a mi lado, y hacerme sentir vivo. Esta vez con más ruido, todos juntos.
Gracias por esta vez, y por todas las que hay en las que venís de uno en uno, sin levantar la voz, para estar a mi lado el tiempo que necesite.
Merecéis que, de nuevo, acabe brindando por vosotros. Merecéis que, de nuevo, escriba algo más que denuncia social. Gracias amigos.

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