Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

viernes, 21 de octubre de 2011

Al pan, pan y al vino, vino

Puede que sea una más de mis múltiples teorías sobre la raíz o la solución de los problemas sobre los que creo poseer un volumen de información suficiente para poder opinar sin miedo a quedar en ridículo, pero considero que uno de los muchos males endémicos de la sociedad actual (y puede que uno de los mayores) es la incapacidad para llamar a las cosas por su nombre.  Escudados en actitudes condescendientes, muchas veces se abusa de los eufemismos para referir  realidades incómodas o polémicas, pero hay extremos que nunca debieron alcanzarse, y estos es extremos son ni más ni menos que llamar blanco a lo que es negro y oscuro, grande a lo infinitamente pequeño o, concretando un poco más,  llamar víctima al verdugo.

Siempre odié el abuso de eufemismos, si bien es cierto que por cuestiones de civismo básico, es conveniente evitar algunos términos. No obstante entiendo que bajo la máscara de lo políticamente correcto o de los buenos modales se esconde, en no pocas ocasiones,  una hipocresía de magnitudes bíblicas. No creo en lo políticamente correcto, no creo en los tópicos que se espera que repita hasta la saciedad, no creo que la sociedad espere nada de mí ni de ningún individuo en particular, no es una razón suficiente para destacar o al menos, intentarlo.  Debemos ser respetuosos y favorecer la convivencia, pero sin olvidar que este respeto supone reciprocidad en el trato, es decir, yo soy respetuoso contigo y espero que tú lo seas conmigo, en el momento que alguien o un grupo deja de ser respetuoso con otra persona o con la sociedad en general, debe atenerse a las consecuencias de sus actos, consecuencias lógicas e ineludibles por el bien de la convivencia, no lo olvidemos. No se trata de voluntad revanchista, responde sólo al concepto de justicia universal de  dar a cada uno lo que se merece por sus acciones.

Pues bien, dicho todo esto advierto al lector de que este no es ni mucho menos un texto políticamente correcto ni pretende serlo, si espera encontrar referencias neutras vacías de sentido le recomiendo que no siga leyendo porque probablemente acabe decepcionado por mi santa manía de intentar dar a las cosas el nombre que merecen.

Porque yo no puedo entender que se llame conflicto armado a una situación en la que una de las partes ha puesto muerte y destrucción, la otra, víctimas inocentes.  Lamentándolo poco o nada,  no puedo llamar conflicto a una situación en la que una parte el cien por cien del tiempo atentados indiscriminados y no lo olvidemos nunca, llevan más de 800 muertos a sus espaldas, mientras que la otra parte en la contienda usó el 95% del tiempo las herramientas de un estado democrático. ¿Qué se han detenido miembros de esta organización? Evidentemente, qué menos digo yo. ¿qué hay presos de guerra o por sus ideas? No rotundo, sí que hay presos, muchos menos de los que debería haber y con condenas mucho más livianas de lo que entiendo por Justicia. Son presos de sus actos, no de una guerra inexistente como tal, como antes se ha manifestado, ni de sus ideas.  Porque no todo vale, no todas las ideas son respetables, no se puede tolerar que haya quien por un lado legitime el uso de medios violentos para alcanzar sus objetivos y/o respalde públicamente a quienes lo hacen y luego vayan llorando con el cuento de los presos políticos. No es moralmente aceptable recaudar fondos para construir un hospital vendiendo droga por establecer un símil.

Porque como ya se mencionó en el párrafo anterior, las víctimas son aquellos que fueron agredidos, asesinados, extorsionados, presionados… coaccionados por establecer un denominador común. Se les privó de su libertad, a ellos y a sus seres queridos pero los propios responsables directos de estas tropelías son los mismos que ahora claman por la concordia, asquerosamente hipócrita.

No hay lugar para la negociación, donde algunos piden negociación yo pido justicia implacable. Desde mi analfabetismo en lo que a temas jurídicos se refiere, no entiendo qué diferencia de trato puede haber entre alguien que mata a varias personas y un grupo que a lo largo de muchos años,  con pretextos bañados en sangre inocente y por tanto carentes de cualquier atisbo de razón, asesina vilmente a más de 800 personas y destroza la vida de otras tantas.  ¿Y tienen la indecencia de pretender estar por encima de la ley y peor aún, tener un hueco en la democracia que tantas y tantas veces han intentado destruir?

Al pan, pan y al vino, vino;  vamos a dejarnos de medias tintas y de comentarios políticamente correctos y exijamos desde nuestra posición el cumplimiento íntegro de la ley, que aunque tenga defectos muy graves, siempre será más justa que las pretensiones de los que se hacen llamar voz del pueblo, los mismos a los que yo llamo terroristas y asesinos.

Ni olvido ni perdón…

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