Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

lunes, 1 de abril de 2013

Rutina

 
Hace tiempo que mi día a día me permite hacer algo que no mucha gente puede hacer, que es ver a personas luchar (con motivo o sin él, por esperanza o simplemente por inercia) por sí mismo o por alguno de los suyos. Esta situación te permite ver lo imprevisible, absurdo e irónico que tiene a veces la vida.
Por un lado, te siembra siempre la duda de lo que deparará el mañana. Si el sol seguirá saliendo sin que tú notes el cómo pasan los días. Y si la falsa sensación de seguridad que tienes será un refugio válido para siempre.
Pero también ves esas historias que te dan qué pensar. Esas personas que se mantienen junto a una cama para dar fuerzas al que la ocupa. Esos médicos, enfermeros y auxiliares sin título pero que le curan, cuidan y vigilan con su cariño como única medicina, sólo por que el destino ha decidido que les había llegado el momento de quitarse el traje de persona normal para pasar a ser otra más de las historias que vagan por los pasillos de UCIS y plantas varias.
Entre las cosas que piensas está, sin duda, lo agradecido que hay que estar por lo que se tiene. Sé que puede sonar a tópico, o que alguno puede creer que no está tan bien como yo digo, pero la vida me ha enseñado que siempre hay algo por lo que se puede estar agradecido. A quién quiera estarse agradecido, eso ya lo decide cada uno, aunque los padres siempre son una opción importante.
Otro pensamiento que se te viene a la cabeza es el de las idioteces tan tremendas por las que a veces alejamos (durante más o menos tiempo) a aquellos que nos rodean. El dinero, la política, incluso el maldito fútbol. Todas esas cosas a las que les damos mucha más importancia de las que realmente tienen, todo eso que nos lleva a que cuando decimos "lo importante es la salud" suene a "como no me ha tocado la lotería/conseguido tal cosa me consuelo con esto" sin darnos cuenta de lo cierto que es, queramos o no.
Y es que la vida, en general, nos da múltiples ocasiones para decidir qué queremos ser y cómo queremos conseguirlo. Desde nuestra profesión futura hasta las personas que nos acompañen en un futuro próximo pasan por las decisiones que tomemos. Éstas pueden consistir en escribir una carrera en un papel, seleccionar una respuesta o echarle valor a un momento y decidirse a decir "te amo". Entre estas decisiones, habrá algunas acertadas y otras erróneas, pero que igualmente nos acaban llevando a dónde debemos llegar.
A veces, ese camino pasará por un tren de cercanías por la locura de unos pocos, o te llevará a Venecia un día de nieve junto a tu pareja por amor, pero pase por donde pase, y te lleve a donde te lleve, siempre habrá algo aprender y muchas cosas por las que dar las gracias, mientras para muchos, sigue la rutina...

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