Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

sábado, 19 de enero de 2013

 
He pensado que, en estas fechas en las que estamos, probablemente todos vosotros estéis estudiando con más o menos nivel de ansiedad asesina corriendo por vuestras venas. Muchos de vosotros habréis planeado ya de diferentes formas como matar a vuestros amigos invisibles (sí, esos seres o entes que todos imaginamos en época de exámenes para que nos hagan compañía, ya os demostré que los conocía hace tiempo en otra entrada) y habréis encontrado unos cien millones de planes que hacer durante estos días que inutilmente dejaréis para más tarde, a sabiendas de que (igual que me pasa a mí) cuando vayáis a hacerlos resultará que ya no son posibles.
Más de una película del cine quedará sacrificada por unos apuntes cada vez más roñosos y doblados que se acumularán bajo toneladas de pensamientos negros hacia las muy respetables madres de todos vuestros profesores, y muchas cervezas llorarán por no acabar en vuestros estómagos, lugares tan calentitos y confortables para el amargo jugo de cebada.
Por eso, quiero aprovechar que estamos llegando a los 2500 visitas (quién nos iba a decir hace un tiempo que pasaríamos de las 100 y mira ahora...) para desearos la mayor de las suertes, que el esfuerzo que sé que estáis realizando se vea recompensado por unos resultados justos (o al menos con suerte si os estáis dedicando a tocaros lo que dijimos) y que en breve podamos celebrar un nuevo final de exámenes consiguiendo que la cerveza deje de llorar, que pobrecita al fin y al cabo, ella no se lo merece.
Y también os deseo paciencia con vuestros amigos imaginarios, tened en cuenta que ellos os lo aguantan todo, y ¡nunca le contarán vuestros secretos a nadie! Y si aún así os cansáis de ellos, estaré encantado de escucharos yo (a no ser que habléis sireno como en El Cáliz de Fuego, en cuyo caso su sonido me reventaría los tímpanos y no me haría ninguna ilusión llegar a Urgencias echando sangre por los oídos. Para casi todo lo demás, Carlos Card).
 
Por cierto, si alguno se harta de estudiar y decide echar algún rato en algo inútil, podréis comprobar que en la película "Las Cuatro Plumas" (que no es nada de porno gay, que conste, si no una película de las guerras coloniales británicas) se canta parte de la canción de Shakira el Waka Waka mientras unos negros saltan y bailan con aspecto de monjas tibetanas poseídas por el espíritu de un mosquito anósfeles macho cojo.
 
Os volveré a saludar pronto, la próxima vez con algo más "artístico", y por qué no a lo mejor adelantando algo de mis proyectos futuros.

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