Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

lunes, 11 de junio de 2012

Desvaríos de un estudiante


Hoy ando metido en esta especie de habitación paralela al continuo espacio-tiempo en la que hace tiempo que vivo. Más continuamente desde que la US decidió ponerse en huelga y acabar con las clases, tal vez el único método de contacto que mantenía con la realidad mientras los apuntes hacían todo lo que podían por absorberme y volverme tan loco como los pacientes que estaba estudiando.

Ahora que eso tampoco lo tengo, vivo en una especie de vida anestesiada en la cual las horas trascurren entre vueltas y vueltas y vueltas alrededor de las mismas páginas (que me deben de conocer muy bien pero yo no soy capaz aún de aprendérmelas del todo, las muy jodidas siguen intentando ganar la batalla) y los días sé que pasan porque cada tres comidas vuelve a llegar una dulce que supongo que será el desayuno, y porque en el Marca van cambiando el número de días que faltan hasta el próximo partido de España. Y no, no es broma, me aprendí que mi primer examen es tres días después del primer partido y un día antes del segundo, y gracias a Marca voy viendo el tiempo que me queda de agonía.

Por otro lado, esta especie de anestesia en la que vivo no impide que los nervios, estallidos incomprensibles de ira contra las hojas amontonadas y algún mosquito que osa adentrarse en mi territorio y sensación de cansancio impotente vengan a mí cada vez más intensos. Es decir, vivo en un mundo aparte pero con las mismas jodidas emociones que en el mundo real. Sólo que sin sol, salvo cuando enciendo el Skype.

Y a parte están esos pequeños vicios que me hacen perder tanto tiempo…el comer, el responder a mis necesidades puramente fisiológicas (cada uno que entienda lo que quiera) y dormir, y encima es que cuando intentas sobreponerte a ellas y tomarte un buen (marca de bebida energética con alto contenido cafeínico) siempre hay alguien que te dice: “Sabes que eso es malo, ¿verdad?” y tú piensas “sí, tengo cierta capacidad mental y además ya me lo has dicho”… la cosa cambia cuando empiezan las palpitaciones y ataques de ansiedad claro, y empiezas a buscar métodos alternativos para quedarte despierto…

Por eso el tema vuelve a ser que sigo aquí encerrado mientras empiezo a dudar de mi salud mental (a pesar de que el Wall-e de mi pared últimamente me dice que estoy bien de la cabeza, empiezo a pensar que tiene algo en mi contra por cómo me mira) y me temo que durante los próximos días no tendré más remedio que ir sumiéndome más y más en esa especie de submundo que forma mi habitación con el resto de la realidad, que sólo se interesa por mí para saber de los temas de bioética salvo por contadas excepciones, antes de poder volver a salir a la luz del día.

Y cuando eso llegue, me volveré a sumir en un mundo de gente viva, real y de carne y hueso (creo que sí, al menos) a no ser que el apocalipsis zombie ya haya sido una realidad. Y tras acostumbrar mis ojos a luz del sol (el de fuera, no el del Skype), sentiré que ya soy un 25% más libre, aunque intentaré no volver a aparecer por este lugar lúgubre y oscuro que otrora fue una habitación y que ahora es un caos de folios, latas en la papelera (el baloncesto vale para despejarse) y muchas cosas que me recuerdan todo lo que no estoy pudiendo hacer, y que en cuanto sea libre dejarán de estar visibles para placer de mi aburrimiento.

1 comentario:

  1. Carlos, así estamos muchos u.u
    Pero bueno, hay que intentar pensar en que servirá de algo, tanto el estudio como el paro académico, y que aunque puede que cueste mucho, al final la recompensa vendrá a nosotros.
    Por lo demás, muchísima suerte con los exámenes (aunque ambos sabemos que eso sólo no es suficiente) Y a ver si podemos vernos cuando todo este infierno acabe ;)

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