Mi sangre en palabras.
Ríos de tinta que sueños surcaban,
Muertes, recuerdos, batallas
Y un lugar donde narrarlas

lunes, 5 de marzo de 2012

Héroes anónimos

Hoy tenía ganas de protestar. Protestar porque el mayor grupo “apolítico” de la historia de España, se manifiesta acompañado de miembros del PSOE. Porque la política se forma como un perro de presa contra los derechos de los ciudadanos, sea cual sea el color de unos y otros. Porque la prensa está comprada y no permite que nos enteremos de los hechos tal y como son.
Sin embargo, no quiero escribir protestas y quejas, no hoy. Hoy he visto una película en la que salía un héroe, uno que reflejaba a decenas de millones de héroes reales, de carne y hueso. Unas personas que sin poderes mágicos, son capaces de hacer magia todos los días para dar de comer a sus hijos, levantándose todos los días antes de que lo haga el propio sol. Todas esas personas que, sin tener ninguna espada, luchan cada mes contra el banco, los jefes, los políticos y las deudas, sólo para dar de comer a sus hijos. Que, como el de la película de hoy, no entienden de cosas imposibles, sólo de ciertas dificultades a las que vencer.
Esos héroes que se disfrazan cada día de persona normal, de obrero, de funcionario, de parado, como haría Clark Kent, pero que no se quitan ese disfraz de persona corriente para hacer sus heroicidades, porque su ropa de héroes la llevan muy adentro. Y que no tienen a nadie detrás para que narre sus grandes hazañas.
Pero el peor enemigo con el que se tienen que enfrentar a menudo esos hombres y mujeres son las propias personas a las que tienen que proteger. Esos hijos que responden, que protestan, que no valoran muchas veces todo lo que hacen por ellos. Nosotros, que culpamos de nuestros problemas a los que nos ocultan lo mierda que es el mundo todo el tiempo que pueden. Nosotros, los hijos, que lo pagamos todo con los que hacen malabares para pagar todo lo que hacen por nosotros, nuestros caprichos, nuestra educación, lo que comemos.
Tal vez sea hora de empezar a agradecer todo lo que nos dan, entre otras cosas, su vida. Tal vez sea hora de devolverles un poco de todo ese cariño.

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